sábado, 5 de enero de 2013

A RITMO DE LUNES

He tenido la suerte de leer la vida de una manera dulce.

Os cuento, este año los lunes acompaño a mi hijo a baloncesto a Valladolid, lo que inicialmente suponía
5 horas desperdiciadas, ya que dos son de trayecto y otras 3 de espera. Se han convertido en un auténtico regalo.

Son un momento libre de ordenadores, son dos horas de regalo para charlar o callar con mi hijo en el coche, uno de los mejores lugares para hablar temas difíciles.

3 horas para un poco de todo, ver como otros educan a este diamante en bruto que es nuestro hijo, tiempo para pasear sin ningún objetivo, y de paso encontrarme con viejos amigos para los que antes nunca tenía tiempo,  y charlar sin prisa. Tiempo para observar a la gente, para respirar lentamente, para comerme unas castañas, lo dicho a ritmo de lunes. A ver si lo podemos extrapolar toda la semana

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