sábado, 2 de junio de 2012

SE BUSCA UNA BUENA ESCUELA

( comparto este artículo escrito hace 7 años)

            …para mi hija. Cada vez que  estreno la paternidad, empiezo a temblar pensando en manos de quién complementará la educación de mi hijo. Siempre me han gustado los movimientos de desescolarización, y creo que proporcionarían una educación mucho más real, más útil para mis hijos. Pero dado que nuestro modo de ganarnos la vida está fuera de casa  y por la importancia que doy a la socialización y por qué no, porque me faltan  agallas, llevo a mis hijos al colegio.

            Pero llegado a este punto, busco lo  mejor para ellos.

Quiero una escuela donde se me garantice que mi hijo volverá sano y salvo, igual que se lo entrego. Que las brechas que se realice sean producto de la mala suerte y no fruto de unas instalaciones peligrosas o de un no estar cada uno en su sitio.

  - Una escuela donde los adultos sean modelos que imitar, ya que aprenderá mucho por imitación. Adultos respetuosos y educados, que sepan motivar, alternar ritmos de trabajo y juego. Y, si mi hijo es torpe,  sepan atender y compensar sus carencias sin bajarle la autoestima, que no se le arrincone. Y si es normal, que se le exija hasta su máximo y si destaca, que no se le estanque.

 - Que si existe un gracioso que va de “gallito matón” los adultos sepan utilizar técnicas disciplinarias para que no campe a sus anchas y no amedrente a los niños. Y si ese gallito matón fuese mi hijo (toquemos madera, aunque alguna culpa tendría yo) rápidamente me informasen de la situación para poner medidas correctoras desde casa.

Una escuela que maneje la diversidad y la integre, que lo diverso no sea un obstáculo sino una ventaja. Qué conocer niños de otras culturas y religiones le ayude a ser más transigente y respetuoso. Pero sin que ello entorpezca su desarrollo.
En la que haya niños con diferentes deficiencias y esto le ayude a valorar su vida y sus condiciones y aprenda a convivir con todos.
Que si mi hijo fuese el diferente, la escuela le ofreciese alternativas adecuadas para sacar lo mejor de él.

Una escuela donde no se dogmatice, en la que las cosas no se hagan por que sí, ni por qué lo digo yo que soy el que mando. En la que todo tenga un sentido, sobretodo  sea educativo.

Una escuela con maestros felices e ilusionados que transmitan y contagien a los alumnos su alegría. Que ansíen el lunes igual que el viernes, y los lunes no se conviertan en el día de “lectura, copia, dibujo” porque el maestro esté cansado. Con unos maestros que le dejen huella, y los recuerde con cariño con el paso de los años.

Donde  los saltos se den sólo  en el gimnasio o en el patio, pero que los niños no noten acciones disonantes en el quehacer diario de los distintos maestros.

Que  le enseñe para la vida, para la vida cambiante, en la que los padres seamos un factor educativo a tener en cuenta y no un personaje a temer y que cuanto más lejos mejor. Qué la educación le valga para el día a día, y para el siguiente. Que le enseñe a leer, escribir razonar y crear. Pero también a respetar, a valorar, a  cuidar el entorno. Una escuela que reutilice y recicle, cuanto menos todo el papel que usa. Dónde se enseñe el respeto a todos y sobretodo a nuestros mayores.

Que aprenda a valorar el esfuerzo y que respetando la premisa que saber más es saber antes, no se le acelere antes de tiempo.

Una escuela bonita, con paredes decoradas armoniosamente, en la que cada día cuando vaya el cole diga “Hala, que cole más bonito” y no se acostumbre; en la que los pósters  no amarilleen, porque eso significa que también amarillean un poco las personas que los mantienen. Con patios atractivos y con elementos que faciliten otro tipo de aprendizaje y relación en el exterior.

Una escuela higiénica, y que no haya más peligro de contagio que el propio de los virus infantiles, con servicios más parecidos a los de casa que a los de los bares.

Una escuela con música ambiental, que se convierta en cortesía práctica  y sin gritos.

Una escuela donde lo cualitativo prevalezca por lo cuantitativo. Donde a los niños se les llame por su nombre, no por su apellido ni por un número.

Una clase que no discrimine por  sexos, religión o procedencia. Qué si mi hijo no quiere recibir formación religiosa, no se sienta discriminado y se le saque de clase y se le aparque en un ordenador o a colorear, que tenga una verdadera asignatura alternativa.

Qué las excursiones sean adecuadas en edad e intereses para los alumnos. Que se piense en la distancia, el interés y el precio de la misma pensando en todos los alumnos.

Y que el gusto por el juego con que se inicia fuera sustituido por el gusto por aprender.
Una escuela que enseñe a ser feliz  a superar las frustraciones.

SE BUSCA UNA BUENA ESCUELA, BONITA, PÚBLICA PARA MI HIJA

1 comentario:

  1. You may say I'm a dreamer...but I'm not the only one, I hope some day you'll join us, and the world will be as one....;)
    Parece que me has leído la mente!! Totalmente de acuerdo, eso es lo que yo también quiero, y por lo que no dejaré de luchar.
    Un abrazo,
    Marta

    ResponderEliminar