sábado, 17 de diciembre de 2011

Hasta Pronto, Eduviges

Vivir en un pueblo, tiene algo de especial, y algo de privilegiado. Ayer atravesó "la puerta", Eduviges, la vecina de enfrente, una señora querida, hace 15 años que la conocí al llegar a Rioseco, amable, cariñosa, sufridora.

He visto que morirse en tu pueblo es todo un ritual, se ha ido querida por todos, veía como cada día, uno venía a traerla una docena de huevos que seguramente no podía probar, otro el décimo de lotería que siempre  jugaba... pero sólo era la excusa, le traían cariño, le devolvían lo que había dado.

Y ayer, en el funeral, estaban todos,  Todos tenemos que estar en esos momentos, es de los pocos consuelos que le queda a la familia.

Hoy he hablado y paseado con su marido, 44 años de matrimonio y 20 de novios, me decía. Dolido, roto, pero sentía cierta satisfacción, por el cariño recibido. Necesitaba hablar, todos los necesitamos. 40 años de edad nos separaban, pero me he dado cuenta que todos somos iguales: mismos miedos, mismas lágrimas, mismos sueños, mismas necesidades.

Escuchaba hoy a Antonio Gala decir: el dolor también es un maestro.  Y decía el pobre, que sabe que le queda poco, me moriré pero creo que he sido útil.  ¡Pensar en ello!. Eduviges lo fue.

TODOS SOMOS IGUALES, la muerte y la enfermedad se encarga de recordárnoslo.
¡Ser útiles!no importa a quien, pero ¡ser útiles!, sino no tendrá sentido vuestro paseo por este lado de la puerta

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